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lunes, 4 de diciembre de 2017

FORTALEZA DE MONSALUD. LA VENGANZA DE IBN MARWAN.

Traspaso la portera y la cierro, tal y como me la encontré. En estos momentos estoy en una propiedad privada. Atrás queda el coche, debajo de una encina y sin entorpecer el paso. Una rutina que siempre se repite. Apenas he avanzado unos metros diviso una construcción actual, modesta, de recreo. Una figura masculina e inmóvil me observa. Es la oportunidad para saludar, pedir permisos y, aprovechando la situación, conocer de la sabiduría que atesoran las gentes que habitan en este entorno.


Cualquier sitio puede ser bueno
       para "echar" un cigarro

Nos encontramos en la sierra de Monsalud, en el término municipal de Nogales. Concretamente, en las faldas del pico de La Horca a cuya cima tengo el propósito de encaramarme. Y al parecer no lo voy a hacer sólo. El que yo creía anfitrión resulta ser un errante andariego, furtivo amante de paisajes y caminos y entusiasta de la naturaleza.

El impulso a la inmediatez hace que mi primera intención sea la de empezar la subida, pero sigo el sabio consejo de mi acompañante, que es el de aprender de los animales y seguir la ‘verea’ que han formado por su asiduo trajín de un lado para otro. Puesto que si el hombre es inteligente, los animales son listos y no derrochan ni un ápice de energía. “El camino será más largo pero no tan penoso como para echar los bofes”.


Vistas del pico de La Horca

Siendo así, ascendemos bordeando la montaña, tomando la pared como guía y que abandonamos justo cuando dicha pétrea divisoria olvida la hasta ahora línea recta y se torna en ángulo, cuyo vértice parece que nos invita a seguir la dirección a la que apunta.

Tropezamos ante algo inesperado en la mitad de una montaña (GPS: 38°33'27.8"N 6°46'01.5"W), una construcción similar a un punto geodésico. Sin embargo, difiere de éstos, entre otras cosas, en que el cilindro superior de hormigón no es tal, sino que es un prisma de granito y dispersos por el suelo, existen otros de distinta longitud e igual grosor. El basamento sobre el que se sustenta está en unas condiciones deplorables. En realidad, esta construcción fue una cruz, erigida en 1901 para celebrar el comienzo del siglo XX, levantada por los cuatro pueblos que rodean a la sierra, que no son otros que los nombrados en la coplilla de tradición popular, recogida en “EL FOLKLOREFREXNENSE Y BÉTICO-EXTREMEÑO. 1883-1884” donde colaboró Don Antonio Machado y Álvarez, padre del genial poeta:

La Sierra de Monsalud
la cercan cuatro lugares,
La Torre y El Almendral,
Salvaleón y Nogales.



Restos de la cuz erigida en 1901

Las crónicas de la época hablan de que en el acto de inauguración de la cruz, de seis metros de altura, hubo no menos de seis mil personas. “Celebrose devotísima función (…) luego, se formó el propósito deconstruir frente a la Cruz una capilla, que con la ayuda de Dios, esperamos quese verá edificada.” No hay presencia de tal capilla y ni vestigios de que alguna vez pudiera haber existido.

Y siguiendo la trocha que vacas y cerdos nos han dibujado, llegamos a la cima, al pico de La Horca (GPS: 38°33'11.1"N 6°45'55.0"W). Resulta ser un promontorio subdividido en dos plataformas por una depresión que bien podría haber sido el foso de entrada a la alcazaba. En un tiempo, el recinto estaba amurallado y se cree que contaba con 7 torres circulares de fábrica cristiana sobre torres cuadrangulares de época emiral. Poco o nada queda en pie, algunos restos pueden verse esparcidos sin orden alguno. En el Archivo Ducal de Medinaceli se conserva la referencia “1465. Cédulaoriginal de Enrique IV mandando a Gómez Suárez de Figueroa derribase el Castillo de Monsalud, asegurándole que por ello no le vendría mal alguno”.



Aljibe. Vista trasera.
Aún así pueden observarse dos aljibes, atribuidos al Duque de Feria durante el reinado de Enrique IV. El interior cobija una colección de graffitis. Los escasos estudios realizados relacionan los motivos más antiguos a temas cruciformes y jinetes, que podrían remontarse al siglo XIV. La presencia de grabados como ballesta, pentalfas o cruces de cinco puntas formadas de un solo trazo, herraduras o cruces con bulbo, son añadidas en el siglo XVI. La aparición de soldados con gorros y sables, se refieren a los dos siglos posteriores. Y es en el XIX y XX cuando afloran las fechas e iniciales de nombres.









Detalle de los graffitis en las paredes interiores del Aljibe.


Pero esta fortaleza tuvo gran importancia por numerosas batallas aquí acaecidas. La más insigne sucedió el 8 de julio de 876, siendo uno de los protagonistas el emeritense y rebelde muladí Abd Al-Rahman Ibn Marwan al-Yilliqi, memorado en Badajoz por ser el fundador de esta ciudad un año antes.

Fruto de las constantes sublevaciones de Mérida contra el poder cordobés, hace que el emir ordene llevar a Córdoba, tomados como rehenes, a los notables y líderes de la ciudad extremeña, entre los que se hallaba Ibn Marwan. La creciente enemistad entre el rebelde y Hasim, visir o primer ministro de Muhammad I, se va acrecentando con el tiempo hasta que, estando los dos en una junta de los visires, Hasim abofeteó a Ibn Marwan diciéndole: "vales menos que un perro". Por esta afrenta, el muladí huyó de Córdoba hacia Mérida, con deseos de venganza por la vejación a la que había sido sometido.

Fueron tantas las incursiones y hostigamientos de Ibn Marwan en el Algarbe y Lusitania, territorios bajo el dominio cordobés, que el emir envió hacia Badajoz un numeroso ejército al mando de Hasim, su visir. Pero el astuto Ibn Marwan, con el apoyo del rey cristiano Alfonso III, marchó con sus tropas hacia la sierra de Monsalud donde engañó a su enemigo con una hábil estrategia y derrotó a las tropas de Muhammad I, haciendo prisionero al propio primer ministro del emir, Hasim, tomándose así cumplida venganza. Puede decirse, que esta victoria supuso que la incipiente ciudad de Badajoz no fuera aniquilada, junto con su líder, y se salvara de su desaparición.




Restos de la fortaleza. Al fondo, Salvaleón.


Sentados en lo que pudo ser una de las torres de la fortaleza, escucho a mi compañero de aventura. Afirma haber subido algunas veces, y siempre de día para mirar para abajo, porque las vistas son impresionantes. Puede verse bien Salvaleón, Nogales, con su castillo de cuento y el embalse, pero si se sabe mirar, incluso se llega a divisar Portugal. La bajada, en ocasiones la hace por las noches, porque cuando se iluminan los pueblos, se asemejan a estrellas y constelaciones. Pero entonces es mejor mirar hacia arriba, hacia el cielo, porque el espectáculo es asombroso.  

Una conjugación del saber mirar y cuándo hacerlo, nos proporciona una visión de acontecimientos frecuentes más o menos espaciados en el tiempo, como son eclipses y otros tránsitos planetarios, lluvias de estrellas, visión de planetas y galaxias… Si además añadimos la memoria a la panorámica puede aparecer un analema. Este no es otra cosa que la línea imaginaria con forma de 8, que describe el Sol en el cielo si lo observamos a la misma hora solar y desde el mismo lugar durante todos los días del año. Para fijar la memoria, podemos fotografiarlo. Es el caso del que se ve en la fotografía de la sierra de Monsalud tomada desde la presa de Nogales. Y no sólo el sol da lugar a analemas, también la luna los dibuja de forma semejante. Planetas como Marte, proyecta este fenómeno aunque si bien la curva también cerrada, no tiene forma de lemniscata sino que es similar a una gota de agua.


Analema sobre la sierra de Monsalud.


Y termina su disertación, con la mirada perdida, en que la Historia de los hombres está ligada a la de sus dioses. Si se mira hacia aquí abajo, hacia la tierra, queda el recuerdo de uno cristiano y el otro musulmán pero si se mira hacia arriba, hacia el cielo, también quedan la memoria de unos cuantos dioses romanos, pero eso ya es otra historia. 




Esta entrada forma parte del libro "Cielos de Extremadura", patrocinado por la Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura y que fue presentado en Trujillo dentro del VII Encuentro de Blogueros de Extremadura, celebrado el 25 de noviembre de 2017 en el Convento de La Coria, sede de la Fundación Xavier de Salas.




He de agradecer la intensa labor que llevan a cabo José Manuel López y Atanasio Fernández en cada encuentro bloguero, en su organización e infinita paciencia. Se tienen el cielo ganado.