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lunes, 4 de diciembre de 2017

FORTALEZA DE MONSALUD. LA VENGANZA DE IBN MARWAN.

Traspaso la portera y la cierro, tal y como me la encontré. En estos momentos estoy en una propiedad privada. Atrás queda el coche, debajo de una encina y sin entorpecer el paso. Una rutina que siempre se repite. Apenas he avanzado unos metros diviso una construcción actual, modesta, de recreo. Una figura masculina e inmóvil me observa. Es la oportunidad para saludar, pedir permisos y, aprovechando la situación, conocer de la sabiduría que atesoran las gentes que habitan en este entorno.


Cualquier sitio puede ser bueno
       para "echar" un cigarro

Nos encontramos en la sierra de Monsalud, en el término municipal de Nogales. Concretamente, en las faldas del pico de La Horca a cuya cima tengo el propósito de encaramarme. Y al parecer no lo voy a hacer sólo. El que yo creía anfitrión resulta ser un errante andariego, furtivo amante de paisajes y caminos y entusiasta de la naturaleza.

El impulso a la inmediatez hace que mi primera intención sea la de empezar la subida, pero sigo el sabio consejo de mi acompañante, que es el de aprender de los animales y seguir la ‘verea’ que han formado por su asiduo trajín de un lado para otro. Puesto que si el hombre es inteligente, los animales son listos y no derrochan ni un ápice de energía. “El camino será más largo pero no tan penoso como para echar los bofes”.


Vistas del pico de La Horca

Siendo así, ascendemos bordeando la montaña, tomando la pared como guía y que abandonamos justo cuando dicha pétrea divisoria olvida la hasta ahora línea recta y se torna en ángulo, cuyo vértice parece que nos invita a seguir la dirección a la que apunta.

Tropezamos ante algo inesperado en la mitad de una montaña (GPS: 38°33'27.8"N 6°46'01.5"W), una construcción similar a un punto geodésico. Sin embargo, difiere de éstos, entre otras cosas, en que el cilindro superior de hormigón no es tal, sino que es un prisma de granito y dispersos por el suelo, existen otros de distinta longitud e igual grosor. El basamento sobre el que se sustenta está en unas condiciones deplorables. En realidad, esta construcción fue una cruz, erigida en 1901 para celebrar el comienzo del siglo XX, levantada por los cuatro pueblos que rodean a la sierra, que no son otros que los nombrados en la coplilla de tradición popular, recogida en “EL FOLKLOREFREXNENSE Y BÉTICO-EXTREMEÑO. 1883-1884” donde colaboró Don Antonio Machado y Álvarez, padre del genial poeta:

La Sierra de Monsalud
la cercan cuatro lugares,
La Torre y El Almendral,
Salvaleón y Nogales.



Restos de la cuz erigida en 1901

Las crónicas de la época hablan de que en el acto de inauguración de la cruz, de seis metros de altura, hubo no menos de seis mil personas. “Celebrose devotísima función (…) luego, se formó el propósito deconstruir frente a la Cruz una capilla, que con la ayuda de Dios, esperamos quese verá edificada.” No hay presencia de tal capilla y ni vestigios de que alguna vez pudiera haber existido.

Y siguiendo la trocha que vacas y cerdos nos han dibujado, llegamos a la cima, al pico de La Horca (GPS: 38°33'11.1"N 6°45'55.0"W). Resulta ser un promontorio subdividido en dos plataformas por una depresión que bien podría haber sido el foso de entrada a la alcazaba. En un tiempo, el recinto estaba amurallado y se cree que contaba con 7 torres circulares de fábrica cristiana sobre torres cuadrangulares de época emiral. Poco o nada queda en pie, algunos restos pueden verse esparcidos sin orden alguno. En el Archivo Ducal de Medinaceli se conserva la referencia “1465. Cédulaoriginal de Enrique IV mandando a Gómez Suárez de Figueroa derribase el Castillo de Monsalud, asegurándole que por ello no le vendría mal alguno”.



Aljibe. Vista trasera.
Aún así pueden observarse dos aljibes, atribuidos al Duque de Feria durante el reinado de Enrique IV. El interior cobija una colección de graffitis. Los escasos estudios realizados relacionan los motivos más antiguos a temas cruciformes y jinetes, que podrían remontarse al siglo XIV. La presencia de grabados como ballesta, pentalfas o cruces de cinco puntas formadas de un solo trazo, herraduras o cruces con bulbo, son añadidas en el siglo XVI. La aparición de soldados con gorros y sables, se refieren a los dos siglos posteriores. Y es en el XIX y XX cuando afloran las fechas e iniciales de nombres.









Detalle de los graffitis en las paredes interiores del Aljibe.


Pero esta fortaleza tuvo gran importancia por numerosas batallas aquí acaecidas. La más insigne sucedió el 8 de julio de 876, siendo uno de los protagonistas el emeritense y rebelde muladí Abd Al-Rahman Ibn Marwan al-Yilliqi, memorado en Badajoz por ser el fundador de esta ciudad un año antes.

Fruto de las constantes sublevaciones de Mérida contra el poder cordobés, hace que el emir ordene llevar a Córdoba, tomados como rehenes, a los notables y líderes de la ciudad extremeña, entre los que se hallaba Ibn Marwan. La creciente enemistad entre el rebelde y Hasim, visir o primer ministro de Muhammad I, se va acrecentando con el tiempo hasta que, estando los dos en una junta de los visires, Hasim abofeteó a Ibn Marwan diciéndole: "vales menos que un perro". Por esta afrenta, el muladí huyó de Córdoba hacia Mérida, con deseos de venganza por la vejación a la que había sido sometido.

Fueron tantas las incursiones y hostigamientos de Ibn Marwan en el Algarbe y Lusitania, territorios bajo el dominio cordobés, que el emir envió hacia Badajoz un numeroso ejército al mando de Hasim, su visir. Pero el astuto Ibn Marwan, con el apoyo del rey cristiano Alfonso III, marchó con sus tropas hacia la sierra de Monsalud donde engañó a su enemigo con una hábil estrategia y derrotó a las tropas de Muhammad I, haciendo prisionero al propio primer ministro del emir, Hasim, tomándose así cumplida venganza. Puede decirse, que esta victoria supuso que la incipiente ciudad de Badajoz no fuera aniquilada, junto con su líder, y se salvara de su desaparición.




Restos de la fortaleza. Al fondo, Salvaleón.


Sentados en lo que pudo ser una de las torres de la fortaleza, escucho a mi compañero de aventura. Afirma haber subido algunas veces, y siempre de día para mirar para abajo, porque las vistas son impresionantes. Puede verse bien Salvaleón, Nogales, con su castillo de cuento y el embalse, pero si se sabe mirar, incluso se llega a divisar Portugal. La bajada, en ocasiones la hace por las noches, porque cuando se iluminan los pueblos, se asemejan a estrellas y constelaciones. Pero entonces es mejor mirar hacia arriba, hacia el cielo, porque el espectáculo es asombroso.  

Una conjugación del saber mirar y cuándo hacerlo, nos proporciona una visión de acontecimientos frecuentes más o menos espaciados en el tiempo, como son eclipses y otros tránsitos planetarios, lluvias de estrellas, visión de planetas y galaxias… Si además añadimos la memoria a la panorámica puede aparecer un analema. Este no es otra cosa que la línea imaginaria con forma de 8, que describe el Sol en el cielo si lo observamos a la misma hora solar y desde el mismo lugar durante todos los días del año. Para fijar la memoria, podemos fotografiarlo. Es el caso del que se ve en la fotografía de la sierra de Monsalud tomada desde la presa de Nogales. Y no sólo el sol da lugar a analemas, también la luna los dibuja de forma semejante. Planetas como Marte, proyecta este fenómeno aunque si bien la curva también cerrada, no tiene forma de lemniscata sino que es similar a una gota de agua.


Analema sobre la sierra de Monsalud.


Y termina su disertación, con la mirada perdida, en que la Historia de los hombres está ligada a la de sus dioses. Si se mira hacia aquí abajo, hacia la tierra, queda el recuerdo de uno cristiano y el otro musulmán pero si se mira hacia arriba, hacia el cielo, también quedan la memoria de unos cuantos dioses romanos, pero eso ya es otra historia. 




Esta entrada forma parte del libro "Cielos de Extremadura", patrocinado por la Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura y que fue presentado en Trujillo dentro del VII Encuentro de Blogueros de Extremadura, celebrado el 25 de noviembre de 2017 en el Convento de La Coria, sede de la Fundación Xavier de Salas.




He de agradecer la intensa labor que llevan a cabo José Manuel López y Atanasio Fernández en cada encuentro bloguero, en su organización e infinita paciencia. Se tienen el cielo ganado.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

MEGALITOS DE BARCARROTA. UN PASEO POR LOS ORÍGENES DEL HOMBRE.

El fenómeno megalítico despierta siempre cierto interés al que nadie es indiferente. Más allá de la incomparable belleza otorgada por una rudimentaria arquitectura frente a otras manifestaciones como catedrales, palacios o castillos, están las preguntas que seguramente alguna vez nos hemos hecho: ¿cómo se hicieron?, ¿para qué sirvieron? Y aquí, en el desconocimiento radica su principal atractivo: la fascinación por el misterio.

La ciencia da respuesta a la obsesiva necesidad por saber y entender del hombre. El estudio de los restos prehistóricos, menhires o dólmenes como monumentos, herramientas, huesos o incluso de vasos o ídolos y objetos de ajuar, permite a la arqueología descifrar las incógnitas de la Historia sustituyendo la fantasía por la realidad.

La muerte es un hecho con todas las connotaciones negativas para el hombre, sin embargo las pirámides de Egipto no evocan los mismos sentimientos que nuestro tradicional cementerio; tampoco los dólmenes. Aquella gente los construyeron como culto a sus difuntos. No obstante, algunas curiosidades despiertan cierto interés, sobre todo que el corredor, los que lo tienen, esté orientado hacia el Este, hacia Oriente, por donde sale el sol,  como si relacionaran la muerte con los fenómenos cíclicos del sol ante un posible retorno a la vida. Pero también junto con la luna y las estrellas marcaban los ritmos agrícolas y ganaderos.

En Barcarrota aparecen una multitud de dólmenes esparcidos por su término municipal. Hace unos años se establecieron cuatro rutas hoy más que olvidadas. La denominada “Oeste y Suroeste” presenta una especial combinación de megalitos. Comienza con el menhir La Pitera, de los pocos que existen en Extremadura y a pocos metros dos dólmenes, La Rana y San Blas, flanqueando una cañada real mesteña. No muy alejado de ellos se encuentra el dolmen El Milano, el más grande de la localidad. Por último está el imponente dolmen de La Lapita, espectacular y bien conservado.

Partiendo desde Barcarrota tomamos la carretera EX-313 en sentido hacia Táliga. En el punto kilométrico pK 3.6 podemos ver la señalización del dolmen El Milano a la derecha, y el camino que conduce hasta él a la izquierda de la vía. Sin embargo, pasaremos de largo para adentrarnos a la vuelta. Es en el pK 6.1, después de la señalización “Menhir y dólmenes” que también se encuentra a la derecha, donde giramos a la izquierda abandonando el asfalto para tomar la cañada real mesteña, junto al descansadero hoy reconvertido en zona de disfrute como merendero pero que no hace de esto apenas tiempo, era usado por los pastores trashumantes de abrevadero y para la pernoctación del ganado, pues se trata de un recinto con forma rectangular con un cerramiento arbolado que proporcionaba refugio y abrigo.


Menhir La Pitera




























Recorridos 1.9 km de esta vía pecuaria y en su margen derecho, dejamos el vehículo a la entrada de la finca El Cenegal. Caminando los a€proximadamente 50 metros de ancho de la cañada hacia el margen izquierdo, podremos ver el menhir “La Pitera”, en terrenos de propiedad privada (GPS: 38°30'55.123"N, 6°55'2.715"W). Se trata de un bloque granítico de cuatro metros y medio, que presenta un extremo apuntado.

Se encuentra tumbado y fracturado por la mitad, relegado y apartado de su utilidad original que, por otra parte, no son más que puras suposiciones; como símbolo fálico, calendario solar o estelar, señal territorial, monumento conmemorativo, religioso o en honor a alguien importante del clan. Su orientación Este podría apuntar una posible función ritual. Puras especulaciones.


Dolmen La Rana

 
De vuelta a la posición del vehículo y rebasando el paso de tipo canadiense nos adentramos en la finca El Cenagal, recorriendo unos 300 metros de la pista hasta llegar a la portera (así se denomina aquí a la cancilla) de la parcela que da nombre al megalito de La Rana, a la izquierda del camino. El dolmen se encuentra en la posición GPS 38°30'36.401"N,6°55'15.156"W, rodeado a escasa distancia por una charca y multitud de majadas y zahúrdas derruidas que nos indican claramente la tradición ganadera de estas tierras, como perenne testigo desde hace un puñado de miles de años.



Dolmen San Blas

 

Continuando de nuevo la ruta por la cañada real mesteña y avanzando aproximadamente 1 km (2.9 km desde el descansadero del inicio) buscando el margen izquierdo, llegaremos hasta la finca San Blas de Arriba. Caminamos bordeando el cortijo dejándolo a nuestra izquierda y en escasos 200 metros estaremos frente al dolmen San Blas, perfectamente camuflado entre encinas y chaparros, mimetizado en el terreno.  (GPS: 38°30'19.907"N, 6°54'35.286"W). Pocos son los pasos que le separan de una pared de piedras, continuamente amenazada por la aparición de un inesperado portillo, y que sirve de guía para el caminante que decida bajar un ciento de metros para encontrarse con los restos de una torre conocida como La Ermita, pero que ningún habitante de la zona relaciona con ningún edificio de culto.







Dolmen El Milano

Al dolmen de El Milano se accede siguiendo el camino anteriormente citado y que nace en el pk 3.6 de la carretera EX-313. Ahora, ya en dirección Barcarrota lo tomamos a la derecha y nos adentramos en torno a 800 metros. Entonces, abandonamos la senda principal y nos desviamos hacia la bifurcación de la izquierda, más estrecha, que nos guiará  300 metros más adelante hasta un cortijo en su final. Es momento de poner los pies en la tierra para pasar por el corral del cortijo y divisar un poco más abajo el dolmen (GPS: 38°30'48.348"N,6°53'55.114"W).

A poco que la suerte acompañe nos encontraremos con D. Francisco Domínguez y su hijo Francisco Javier, dueños de la explotación ganadera y que a buen seguro harán de improvisados guías. No pocas anécdotas y sucesos han conocido de El Milano: el intento infructuoso de restauración y las peripecias que sufrieron varias grúas; los minuciosos trabajos de excavación por parte de los arqueólogos que extrajeron vasos, herramientas, huesos y además, unos cuantos dientes después de “cribar tierra durante dos días y ni uno picao”; el origen de algún ortostato “que parece ser que es de la zona de Alconchel” o el profesor que sienta a sus alumnos alrededor del dolmen para darles “un paseo por los orígenes del hombre”.

Parece lógico que las piedras que forman El Milano sean de la zona, concretamente de un afloramiento granítico un par de cientos de metros al noroeste. Sin embargo, las dos jambas de la intersección entre la cámara y el corredor son de diorita, material que no existe en el entorno. Una curiosidad de este dolmen está en el análisis polínico de uno de los vasos hallados en las excavaciones arqueológicas, resultando que el polen encontrado pertenece casi en su exclusividad a la flor de Muscari neglectum, conocida como nazareno o cebollica de milano, y que bien pudiera corresponder a una ofrenda floral.


Dolmen La Lapita

Pero sin duda alguna, el dolmen de mayor belleza y con un aceptable estado de conservación es el de La Lapita. En el punto kilométrico 3.5 de la carretera BA-026, a la derecha en dirección a Valverde de Leganés, se encuentra la entrada a la finca. Tras superar los primeros 50 metros del camino que llevan al cortijo, giramos 90 grados hacia la izquierda por el campo, a través de encinas y alcornoques. En un par de minutos llegaremos al dolmen (GPS: 38°32'54.323"N, 6°52'49.598"W) que es de cámara poligonal con corredor. Menos monumental que El Milano y más pequeño, los siete ortostatos que forman la cámara no logran alcanzar tres metros de diámetro, pero sin embargo, el hecho de que su cubierta aún descanse en cuatro de ellos le confiere una figura preciosa y visualmente placentera, aumentada por la presencia de cazoletas como motivo de decoración.




























Hermosina o Mezquita 1,  El Palacio o Mezquita 2, Cabezo Terrazo, Tajareño, Rocamador y En Medio completan las manifestaciones dolménicas en Barcarrota. Su ubicación en hermosos entornos paisajísticos pero poco proclives a las masificaciones turísticas, que son malas compañías para el medio ambiente, permiten contemplar y disfrutar de un legado cultural que adereza el importante valor natural de la dehesa extremeña. 




Esta entrada forma parte del libro "Rutas para descubrir Extremadura", patrocinado por la Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura y que fue presentado en el VI Encuentro de Blogueros de Extremadura, celebrado el 24 de octubre de 2015 en el Convento de La Coria, sede de la Fundación Xavier de Salas


Pincha en la portada del libro para descargarlo

lunes, 19 de octubre de 2015

VI ENCUENTRO DE BLOGUEROS DE EXTREMADURA




Para asistir no tienes más que enviar un correo con tu nombre a:
extremadurablogs@gmail.com
La asistencia es libre y gratuita hasta completar aforo.

miércoles, 22 de julio de 2015

MEANDRO MELERO

A nadie escapa que los dioses nacieron en Extremadura pero, también es cierto, no se quedaron a vivir por mucho tiempo en esta bendita tierra. Las condiciones de vida no eran demasiado favorables y se fueron. Nada se supo de ellos.

Abandonados a su suerte, el hombre y la naturaleza supieron ingeniárselas en Las Hurdes. Imágenes como el meandro Melero sólo son posibles si se entiende que, para que aquí la vida se abriera paso, fueron necesarias elevadas dosis de constancia y paciencia. En el genoma del hurdano está escrito: “Aquí, el tiempo lo dan dao”.



El río Alagón discurre por este paraje sin prisas, que fueron siempre malas consejeras, haciendo de frontera entre las provincias de Cáceres y Salamanca. Desde Riomalo de Abajo, alquería de Caminomorisco, se puede acceder al mirador de la Antigua siguiendo la verea de los pescadores y disfrutar de esta maravilla natural.

jueves, 18 de junio de 2015

EL DEPÓSITO O VIEJO LAVADERO





La vida, tal como la entendemos está basada en la presencia de agua. Todos nosotros somos mayoritariamente agua, alrededor de un 70%, pero más allá de la fuerza o actividad interna sustancial, mediante la que obra el ser que la posee, la vida del hombre como relación con sus semejantes también está muy ligada al agua desde tiempos remotos. Lugares de encuentro como los baños, fuentes, abrevaderos, pilones o pozos, son sitios de confluencia, relaciones y reunión. Y también los lavaderos.

Y  es  que  un  lavadero  fue  un  lugar  especial,  reservado  casi  en  exclusiva  a  la  mujer,  que tradicionalmente ha sido empujada a realizar trabajos ingratos como el de lavar la ropa, entre otros. Tantas horas dedicadas a este impagable oficio, propicia actividades paralelas. No pocas fueron las coplas y juegos de palabras, confesiones y desahogos, comentarios y pareceres de la crónica social.

A las afueras de Trujillo se encuentra un singular lavadero denominado El Depósito o Viejo Lavadero.  Aquí  las lavanderas  de  Belén,  Huertas  de Ánimas  y  Trujillo  se congregaron  para llevar a cabo su labor. Es un edificio perteneciente al último tercio del siglo XIX, con forma de “L”, de piedra y ladrillo y con arcos de medio punto que sostuvieron una cubierta, que será repuesta en breve, y que bordean una charca central.

Teresa, que es la lavandera que Antonio Reyes Huertas da vida en "La Promesa", protagoniza una historia de amor que adorna la cotidiana estampa de un lavadero.


 “Con el cabello alborotado, las ropas mojadas y con los ojos llenos de viento,
la moza temblaba restregando, al lavar, los dedos en el batidero de granito.” 



“Me has dicho que soy bonita,
yo no sé si lo seré,
pero si tú me lo dices,
bonita quisiera ser”


Impresiona  el  casi  centenar  de  pilas,  concretamente 94, alineadas  en  una  disposición  que evocan a un cementerio. Fueron testigo de numerosos secretos que aún conservan y amplían con las visitas de parejas que se dejan llevar por el amor ... y el placer también. Y ahí siguen, discretas, sin soltar una palabra, calladas como tumbas. 




















domingo, 21 de diciembre de 2014

DON CÁNDIDO Y LAS NIEBLAS

Camino del colegio voy arropado por una niebla que apenas me deja ver los pies. Aterido, las manos en los bolsillos y la barbilla pegada al esternón envidiando la posición de privilegio que días como hoy ocupa el inalcanzable ombligo. La cabeza está en su sitio sólo porque está encima del cuello, pero está ocupada en repasar los fenómenos atmosféricos en los que el agua es la estrella: lluvia, granizo, nieve y niebla.

Sugestionado por el ambiente, estaba actuando como el mal estudiante que aplica, con absoluto convencimiento, una lógica aplastante de que no le van a preguntar lo que ha estudiado poco o nada, en función de la ley del mínimo esfuerzo, desafiando todas las demás leyes de la estadística y probabilidades. Quedamos cinco por salir a la pizarra, está al caer, y qué mejor día que hoy para que Don Cándido me pregunte por las nieblas.

Iglesia de San Martín. Trujillo.

Al fin y al cabo puede decirse que la niebla es una nube a ras de suelo, donde la humedad del aire es del 100%. Se pueden clasificar según su génesis en:

Nieblas de evaporación. Este tipo se forman por evaporación de agua.
Nieblas de vapor: se llaman así porque hay una evaporación de agua que está más caliente que el aire que le circunda. Se producen generalmente en otoño, cuando lagos y ríos aún no se han enfriado desde el verano y si el aire que está encima de ellos es muy frío, la evaporación de agua hará que se sature de vapor. También aparecen en las zonas polares llamados “humos del mar ártico”, cuando una porción de mar aún sin hielo es visitado por una corriente de aire helado formándose columnas de nieblas.
Nieblas frontales: se forman cuando el agua de lluvia está a más temperatura que el aire por el que atraviesa, se produce evaporación dando lugar a nieblas espesas y persistentes.



Monasterio de San Francisco el Real de la Coria. Trujillo


Nieblas por enfriamiento. Se producen por saturación del vapor de agua en el aire debido a una disminución de la temperatura.
Nieblas por convección: Son nieblas marinas en las que una masa de aire caliente y húmedo se encuentra con otra corriente fría. Esta disminución de la temperatura hace que se condense el vapor de agua. También se llaman nieblas de arrastre o advección.
Nieblas por radiación: son las más conocidas. Se dan en el interior generalmente en anticiclón, sin viento y en noches claras, sin nubes que actúen como aislante, al perder calor la tierra se enfría rápidamente así como la masa de aire cercana. Esta bajada de temperatura hace que el aire se sature de vapor y condense el agua apareciendo las nieblas temidas por conductores y que hacen felices a fotógrafos. Se disipan en pocas horas con el sol.
Nieblas orográficas: aire caliente y húmedo asciende por las laderas de montañas y que en su ascensión se enfría por un fenómeno de expansión al disminuir la presión atmosférica. Este enfriamiento conlleva que el vapor de agua llegue el punto de rocío.




Don Cándido dedica casi la mitad de su clase de Ciencias Naturales a preguntar porque así cree que estudiamos todos los días. Y no le falta razón. Su peculiar estilo de sorteo, asignando a cada uno de nosotros una carta de la baraja española puede ser divertido, pero si por el capricho de la probabilidad y del azar te toca ser protagonista, la espera se convierte en pavor. El método es sencillo; el as de oros es el número uno de la lista y el rey de bastos es el cuarenta porque ha quitado los ochos y nueves para que la relación resulte fácil. El as de copas es el 11 y el de espadas el 21... Incluso tiene resuelto el contratiempo en las clases de más de 40, volviendo a repetir desde el principio las cartas de la baraja, pero ahora rayadas con un boli.


Plaza Mayor de Trujillo y Torre del Alfiler.

“Sota de oros…que corresponde al número 8…a ver la lista… ¡Navarrete te ha tocado!” El camino desde el pupitre, casi al final de la clase, hacia el encerado se hace con la típica tensión cuando vas al volante y te para la Guardia Civil, que aun teniendo todos los papeles en regla siempre cabe la posibilidad de la sorpresa del radar camuflado. Una vez en la tarima, la pregunta: “Con el frío que hace, se me ocurre… ¿qué sabes de la nieve?” Mi semblante se quedó helado, blanco, como la nieve.



Un pareja de enamorados.


jueves, 20 de noviembre de 2014

CASTILLO DE NOGALES





En el fantástico mundo de los cuentos de princesas y caballeros siempre aparece un castillo, con su torre, foso, puente levadizo y almenas. Más allá de nuestra imaginación, a veces la realidad brinda la oportunidad de sumergirnos en ese ambiente fabuloso y genial en un abrir y cerrar de ojos.

En un enclave maravilloso, donde confluyen las comarcas de Los llanos de Olivenza, Tierra de Barros y Sierra Suroeste, se eleva el Castillo de Nogales.

Escudos Figueroa-Manuel




Dicha fortaleza, según la inscripción sobre la puerta de la torre del homenaje, “Mandola facer aquí por la salud del pueblo e defensa de su tierra e de los moradores della" el noble caballero don Lorenzo Suárez de Figueroa, primer conde de Feria, en 1458. También se observan los escudos de Figueroa y de su esposa María Manuel. 







Escudos Figueroa-Manuel y Osorio-Rojas



Sin embargo, al morir don Lorenzo en 1461, le sucedió su hijo Gómez que terminó el castillo y colocó otra inscripción, ésta en el recinto exterior, en la que se indica que fue terminada por Gómez Suarez de Figueroa en el año 1464. Los escudos que aparecen sobre esta inscripción son los de Figueroa-Manuel, padres de Gómez Suárez II, a la izquierda, y los de Osorio-Rojas, su mujer, a la derecha.





Para salvar el foso, el acceso por su única puerta se hace a través de una plataforma que sustituye al original puente levadizo. La muralla con torreones cilíndricos en las esquinas, rodea a una esbelta torre del homenaje. Desde sus más de 30 metros de altitud se puede ver desde la vecina Sierra de Monsalud a una vasta zona que llega hasta Portugal, además de divisar los castillos de Salvatierra de los Barros y Feria.



La torre cuenta con pequeños vanos practicados en sus gruesos muros, rematados con piezas de estilo gótico en piedra labrada. Posee tres plantas en su interior cubiertas cada una de ellas con una bóveda de crucería, que se subdividían en seis cámaras por medio de vigas de madera cuyos vestigios aún se conservan. Consta además con un aljibe de dos plantas por debajo del nivel de la puerta.

Aljibe

Dentro de lo que fue el recinto amurallado, junto al patio de armas, se encuentra la Iglesia Parroquial de San Cristóbal, construida a la vez que el castillo.  Su ábside no es poligonal como los de su época sino cilíndrico, pues fue torre avanzada dentro del sistema de defensa. Todos los nogaleños se han bautizado en su pila bautismal, que es de la época de construcción del castillo e iglesia, y está adornada con la heráldica de los Figueroa.

Iglesia de San Cristóbal


Aquellos nobles habitantes del castillo han dejado huella en la gente del lugar. Muestran, orgullos de su pueblo, el principal símbolo que a todo viajero le queda impreso en la retina, con amabilidad, hospitalidad y nobleza, patrimonio que no se ve pero se siente. (Gracias Patricia. Gracias Rosi).








...un pedacito de Extremadura.


Un pequeño aporte al V Encuentro de Blogueros de Extremadura que patrocina la Dirección General de Turismo del Gobierno de Extremadura. Trujillo.